En este lugar, donde dicen vender “de todo y nada”, es posible encontrar un amplio abanico de productos artesanales y locales para deleitar a nuestro paladar: quesos canarios de todos los sabores imaginables, café (el elixir de los Dioses) de nuestra Gran Canaria, aceites y vinos con mucho sabrosón, miel de la zona de cosecha propia, deliciosas almendras (¡también con gofio!) y diversos mojos, mermeladas y confituras que completan la extensa gama de colores que dan vida a este establecimiento. Y por si fuera poco, también venden delicados naifes -cuchillos canarios ornamentados con sus distintivas formas geométricas-, prendas de ropa para combatir las inclemencias del tiempo y originales souvenirs que evocan un bonito recuerdo de la visita a nuestra isla canaria y a este encantador quiosco de vistas panorámicas. Así, el establecimiento ha recibido con las manos abiertas a un gran número de caminantes que se encuentran completando el segundo tramo del camino y que paran a sellar su credencial y a adquirir algunos de sus ricos productos. La credencial es un documento en forma de cartilla especial para los peregrinos, diseñado e introducido este año como novedad para acreditar el peregrinaje con bonitos sellos como el que Esther ofrenda en su local. El camino atraviesa la Degollada de punta a punta por un bonito sendero ahora salpicado por el verde intenso de los arbustos y el amarillo de sus flores. Paseando por él es posible observar a muchos jóvenes intrépidos, mayores con ánimo y pasión, hombres y mujeres, en grupos, parejas o acompañados de su soledad. Y es que Esther afirma que la variedad de visitantes es inmensa: grancanarios procedentes de municipios costeros como Mogán o habitantes de medianías como los propios vegueros, peregrinos de nuestras islas vecinas, peninsulares o extranjeros -especialmente alemanes-, son solo algunos ejemplos de los caminantes que bastón en mano y mochila a la espalda deciden recorrer de extremo a extremo nuestra querida isla.