Vegueros por el mundo: Silvia María Miranda Vega
Entrevistamos a Silvia María Miranda Vega, ¡22 años y ya es una Veguera por el Mundo!
Entrevistador: En primer lugar, comunicarte que estamos muy felices de comenzar nuestro proyecto “Vegueros por el Mundo” con tu entrevista. Trasladándonos a los comienzos de tu vida, ¿Cómo recuerdas tu niñez en Vega de San Mateo?. Silvia: Muy feliz, tengo muchos recuerdos de pasar tiempo al aire libre y asistir a fiestas con juegos para niños. Pasaba mucho tiempo fuera en comparación a mi estilo de vida actual, que está más centrado en la tecnología. Extraño el contacto con la naturaleza y la relación que se formaba en la calle con otros niños.
E.: ¿Cómo era tu entorno en aquella época? S.: Antes, se hacía más vida en la calle y pasaba más tiempo con la familia. Debido a los cambios que he experimentado en mi vida a lo largo de los años, el hecho de estudiar en el extranjero o buscar oportunidades laborales, la familia se ha dispersado. No significa que ya no estemos unidos, simplemente las circunstancias han cambiado y muchas personas de la familia, como mi prima, por ejemplo, han tenido que irse fuera en busca de oportunidades. A pesar de todo, el lazo familiar sigue siendo el mismo, son solo las circunstancias las que han cambiado.
E.: Después de haber hablado de tu niñez, toca hablar de tu adolescencia, ¿Cómo la recuerdas? S.: En la transición de la infancia a la adolescencia, experimenté un cambio caótico debido a que me vine a estudiar a San Mateo. Anteriormente, había estudiado en Santa Brígida, donde vivía mi abuela. Opté por mudarme a San Mateo por comodidad, ya que el negocio familiar estaba cerca y tenía derecho a ingresar en el instituto local. El cambio resultó bastante positivo, ya que el ambiente en el nuevo instituto era acogedor, con un entorno más amplio y tenía la posibilidad de hacer nuevas amistades. Hoy en día, mantengo aún el contacto con mis profesores. La diferencia tanto en el ambiente de personas como en el entorno físico, fue notoria, me encontré con un instituto más abierto y acogedor que me cambió la vida.
Entrevistador: En primer lugar, comunicarte que estamos muy felices de comenzar nuestro proyecto “Vegueros por el Mundo” con tu entrevista. Trasladándonos a los comienzos de tu vida, ¿Cómo recuerdas tu niñez en Vega de San Mateo?. Silvia: Muy feliz, tengo muchos recuerdos de pasar tiempo al aire libre y asistir a fiestas con juegos para niños. Pasaba mucho tiempo fuera en comparación a mi estilo de vida actual, que está más centrado en la tecnología. Extraño el contacto con la naturaleza y la relación que se formaba en la calle con otros niños.
E.: ¿Cómo era tu entorno en aquella época? S.: Antes, se hacía más vida en la calle y pasaba más tiempo con la familia. Debido a los cambios que he experimentado en mi vida a lo largo de los años, el hecho de estudiar en el extranjero o buscar oportunidades laborales, la familia se ha dispersado. No significa que ya no estemos unidos, simplemente las circunstancias han cambiado y muchas personas de la familia, como mi prima, por ejemplo, han tenido que irse fuera en busca de oportunidades. A pesar de todo, el lazo familiar sigue siendo el mismo, son solo las circunstancias las que han cambiado.
E.: Después de haber hablado de tu niñez, toca hablar de tu adolescencia, ¿Cómo la recuerdas? S.: En la transición de la infancia a la adolescencia, experimenté un cambio caótico debido a que me vine a estudiar a San Mateo. Anteriormente, había estudiado en Santa Brígida, donde vivía mi abuela. Opté por mudarme a San Mateo por comodidad, ya que el negocio familiar estaba cerca y tenía derecho a ingresar en el instituto local. El cambio resultó bastante positivo, ya que el ambiente en el nuevo instituto era acogedor, con un entorno más amplio y tenía la posibilidad de hacer nuevas amistades. Hoy en día, mantengo aún el contacto con mis profesores. La diferencia tanto en el ambiente de personas como en el entorno físico, fue notoria, me encontré con un instituto más abierto y acogedor que me cambió la vida.